sábado, 24 de noviembre de 2012

♦Bienvenido al Pandemonio♦



#Las memorias de Lucy Nakazawa. 

 

Capítulo 4:

 

Coco Star The Melodý [~#Avaricia.]

Escuché como una voz infantil... ¿Me llamaba?

Creí que soñaba despierta pero era real, estaba allí y a la par en otro lugar; Bernaskell. Estaba en el sofá de aquella habitación victoriana.
En aquel "sueño" una joven, de largos cabellos que evocaban el oro, me hablaba, me llamaba, me gritaba. Ésta tenía unas extrañas alas de ¿Hierro? Sí, creo que era eso, de las cuales, se veían unos cristales de colores. Os diría cuales, pero no los podía diferenciar.

—Nee... ¡Hermana, despierta! —exclamaba una y otra vez, desde una mesita redonda, en la cual ella se encontraba sentada junto a otra persona.

No podía ver bien a las presentes, pues a parte de no poder enfocar bien; una luz, cegadora y cálida me impedía ver sus rostros. Su acompañante, por un segundo, me pareció similar a la joven, eran idénticas, excepcionando su cabello, pues el de ésta era azulado; un precioso azul. Pero, un reflejo, una luz, no sé bien que fue, me hizo parpadear y volver a verla; Ahora, era una mujer de atuendos verdes, creo que era un vestido. 
Su pelo, era mas largo, y ya no estaba recogido en una coleta lateral, como la otra joven. Estaba suelto. Sus piernas estaban cruzadas, mostrando superioridad. 
Por un momento sentí temor, pero escuchar como aquella niña, porque estoy segura de que era menor que yo, reía, me tranquilizo.

—¿Qué pasa Némesis? Date prisa y vuelve, ni las Auras ni las Almas no se consiguen solas. Nadie desea una muerte prematura, eso sí excepcionando a aquellos que creen que ya no tienen vida. Pero sus Auras no nos sirven de mucho, son débiles y Pandora las suele rechazar.

No entendía, como de costumbre, lo que se me decía. ¿Auras? ¿Muerte? Me ensimisme en aquellas palabras. 
Ambas jóvenes empezaron a reír. La menor, de cabellos dorados, estaba con los pies subidos a la silla, mientras jugaba al Ajedrez, con aquella mujer. Mientras ésta, bebía una taza de té. Por la rosa, que tenía en la taza, deduje que seguramente era té negro, pues la rosa lo era. 
Miré a todos lados. Por más que quisiera, no veía más allá de aquella mesa, aquel juego de ajedrez, y aquellas jóvenes.
Seguían riendo.. no me gustaba. Me tape los oídos con las manos tanto como podía para no escucharlas.

—¡Callaros! —grite enfadada. No sabía por qué, pero estaba enfurecida.

Sin embargo, ellas no pararon de reír... Hasta que una extraña figura oscura, hizo acto de presencia. Era un hombre, eso lo tenía claro. Por muy borrosa que fuera la imagen, en sus manos, vi una extraña mancha marrón, quizá fuera un libro, pues después escuché como algo se cerraba y emitía un sonido hueco y apagado, no se como describirlo, en fin, sonaba a libro cerrado.

—Basta ya, dejadla en paz. —escuché una voz, joven, no sabría deciros edad, es imposible con esos datos. Por la forma en la que me defendió, aparentaba ser amable.

Ambas jóvenes guardaron silencio. Parecía que se conocían y, más claramente, parecía que se guardaban respeto mutuo. 
Aquel individuo se acercó en pasividad, mientras todo empezaba verse aun más borroso.

—.. Tienes que tener cuidado. Si no vuelves pronto, ellas y las demás irán a por ti... —por alguna razón sus palabras sonaron desafiantes, irónicas; desconfiaba— "Él" no es de confianza.

Su voz fue desapareciendo, y con ello la imagen que tenía de ellos. 
Quería gritar, llamarles, pero... no sabía sus nombres, no los conocía, y más importante aún; no podía hablar. 
Cuando desperté, vi a Mark frente a mí. 
Estaba colocando un juego de té nuevo, no era el de siempre. Pero, esta vez, había más tazas, más platos, y más de todo. Giré la cabeza levantándome lentamente. Corría el aire, y eso era porque la puerta que conducía a la gran y amplia terraza estaba abierta y allí, Khalius. Apoyado contra la pared, suspiraba una y otra vez; parecía deprimido, y no sabía por qué. Es mas, ni lo quería saber.

—Valla, ya ha desertado señorita. —confirmaba Macius, mientras terminaba de colocar las cucharillas.

Como siempre, su actitud era rígida, su mirada inexpresiva, y no mostraba sentimiento al hablar.
Vacilé un instante en silencio y me llevé la mano a la cara para tapar así la mitad de esta.

—¿D-Donde estoy..? —tartamudeé un poco, al preguntar aquello. 

Me dolía la cabeza, era como si mis pensamiento y mis neuronas hubieran organizado una fiesta en honor a mi, aparentemente, poca capacidad de entender y asimilar todo lo que me decían y ocurría.
Mark le dirigió una mirada a Khalius, el cual se había percatado, también, de que ya había despertado. Su mirada expresaba frialdad, no sabía si hacía a mi, o por algo que le hubiera ocurrido, tampoco me importaba.

—Aun sigues en la Mansión Bernaskell. —contestó Khalius a mi pregunta mientras se acercaba.

Tenía las manos entre lazadas tras la espalda, y su cabello, hecho una trenza a un lado. Me sorprendió, normalmente lo veía cayendo en cascada. Ahora iba más arreglado; vestía un hermoso esmoquin de cola blanco, al igual que sus zapatos. Una pajarita negra, adornaba su cuello y en un bolsillo superior el cual se situaba en su pecho derecho, tenía enganchada una Rosa, roja cual sangre. Ladeé la cabeza levantándome del sofá, me restregué los ojos y me puse en situación: era verdad. Seguía allí.

—Ya veo, fue un despiste —contesté finalmente.

Alguien tocó, repentinamente, la puerta. 
Para mi no fue nuevo, ya había escuchado sonar puertas antes, pero para Khalius y Mark, aquel "toc-toc" tan común, fue como si nunca lo hubieran escuchado, pues dirigieron la mirada directamente, disimulando nervios.

—Lord Bernaskell. El invitado y la señorita, ya han llegado. —era una joven sirvienta, no tendría más de 21 años. 
De cabello corto, rizado y color rubio pajizo, mientras que sus ojos eran de color miel.
Tras darle el comunicado, hizo una leve reverencia y se retiró cerrando la puerta.

Khalius, y Macius se dedicaron una mirada algo preocupante, a la par que me sujetaban del brazo para darme ciertas indicaciones de quienes eran los invitados y qué debía o no hacer. Todo, como siempre, era extraño. ¿Quiénes serían aquellas visitas? ¿Serían importantes? ¿Por qué debía estar presente?



Diddi Hagene Scarlet Darkmelody [~#Envidia.]
 

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